Tequiero.
Podría repetirlo hasta quedarme sin voz. Podría escribírtelo en francés o en
chino, o al revés, o con tinta invisible. Podría tatuármelo en la frente, para
que lo vieras cada vez que me miraras, o hacer que un avión lo escribiese en el
cielo, como en las pelis, o que apareciese en el marcador, en medio de un
partido. Pero no me gustan los aviones, ni los partidos, ni se hablar chino ni
francés, me dan miedo las agujas y nunca supe encontrar tinta invisible. Solo
me queda decírtelo. TEQUIERO. ¿lo sabías?
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